martes, 25 de septiembre de 2012

LA ANSIEDAD TAMBIÉN TIENE UN LADO POSITIVO

Sudoración, taquicardia, sensación de ahogo, temblores en las extremidades, pensamientos negativos,náuseas,cefaleas, vértigos, insomnio... Si en alguna ocasión habéis tenido ansiedad, seguramente habréis reconocido alguno de estos síntomas que, entre otros, pueden aparecer en un estado ansioso. Pero la ansiedad no es siempre patológica: la ansiedad es una emoción de la misma forma que lo es la alegría, el miedo, la tristeza, la ira o la ternura. Forma parte de nosotros y de igual forma que un miedo excesivo puede llegar a convertirse en una fobia, la ansiedad puede evolucionar en un trastorno. Por ejemplo: hay personas que sienten miedo al encontrarse cara a cara con una rata. Este miedo es relativamente normal si pensamos que el animal puede asustarse y atacarnos. Pero hay personas que sienten un miedo tan intenso al ver una rata en una fotografía o vídeo como el temor que experimentarían si se encontraran con la rata. En el caso de la ansiedad, tenemos una emoción cuya experimentación tampoco es agradable y que sin embargo tiene una función adaptativa, es decir que nos ayuda en la supervivencia. La ansiedad es un mecanismo de alerta que predispone cuerpo y mente a huir o a enfrentarse a un peligro. Si camino por un callejón oscuro y me encuentro con un atracador, mi cuerpo entero reacciona (sistema nervioso autónomo;sistema sistema nervioso simpático y parasimpático): nuestros músculos se tensan preparándolos así para el enferentamiento o la huida. Nuestro corazón palpita rápido, para que la sangre circule a mayor velocidad y pueda transportar oxígeno a nuestros músculos. Agudizamos nuestra visión, es decir, perdemos la visión periférica para centrarnos en el camino de la huida y las pupilas se dilatan. Empezamos a sudar porque el cuerpo eleva la temperatura corporal y el sudor nos refrigera. Respiraremos rápida y superficialmente, ya que necesitamos oxigeno que será el encargado de transformar sustancias nutrientes en sustancias energéticas. De esta forma podemos comprobar que los síntomas de la ansiedad tienen un porqué, que estos síntomas los genera el propio cuerpo y que, en definitiva, la ansiedad sirve para que salgamos con éxito de una situación peligrosa. Entonces, ¿porqué tengo ansiedad en situaciones nada peligrosas? Volvamos al ejemplo de la fobia. A veces la ansiedad, como el miedo y otras emociones, no se canaliza de forma correcta, y los síntomas de ansiedad se activan sin tener la necesidad de hacerlo. En este caso, la persona puede estar viviendo situaciones en las que siente un miedo exagerado, o tiene una preocupación desproporcionada que no se da ante un peligro inminente, si no que en la mayoría de los casos, está proyectando algo negativo en un futuro próximo que aún no ha ocurrido. Recordad que una persona con fobia a las ratas, puede sentir el mismo miedo ante una simple fotografía del animal. ¿Se puede canalizar la ansiedad? Claro que sí! Y el primer paso es saber en qué consiste para no temerla (este miedo a la ansiedad genera los síntomas y dificulta a la persona el volver a un estado más relajado). ¿Qué hago si sufro un ataque agudo de estos síntomas? En primer lugar disminuye tu miedo sabiendo que es una reacción corporal que aunque es desagradable, pasará . En segundo lugar, trata de respirar despacio, de esta forma le das el mensaje a tu cuerpo de que debe tranquilizarse. El corazón latirá más despacio y poco a poco te relajarás. ¿Y si el problema persiste? Necesitarás un buen entrenamiento y aprender a vivir las situaciones de otra forma. Un exceso de preocupación puede generar este tipo de trastorno. Pide ayuda a un profesional, un psicólogo o un médico pueden ayudarte en estos casos.


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