“Cuando
las primeras hojas secas
cayeron
sobre la vieja alameda de pueblo,
un
sentimiento nostálgico se apoderaba de mi ser.
Ya
era otoño ,el cielo estaba gris
y
un estremecedor silencio se respiraba en el ambiente.
Tras
los cristales de mi ventana veo gente pasar
encogida
de hombros y con el rostro gélido.
Desde
mi ventana veo también el campanario de la iglesia,
Allí en
la Calle de los Molinos,
veo
una vieja asando castañas,
allí
más allá el tonto del pueblo asustando a los chiquillos.
La
vida pasa ,las horas me parecen siglos,
quiero
soñar despierta,
pero
sólo busco lápiz y papel para desahogarme.
En
el blanco papel escribo mil poemas,
los
poemas que antes no escribí,
y
que ahora me llegan al corazón.
Parece
que va a empezar a llover,
oigo
un tintineo de gotitas de cristal;
pero
aunque este vacío que entristece mi pobre corazón
me
desalienta a seguir adelante,
hay
un no sé qué que me empuja a seguir viviendo…
y
algún día el otoño ya no será tan triste,
algún
día soñaré de verdad.”
Mari Carmen
Samaniego García
Un poema realmente precioso lleno de nostálgia pero también de esperanza. Os animo a que sigais enviando vvuestras historias, ideas, reflexioes, cuentos, etc, a psicologiaparavivirbien@gmail.com!
ResponderEliminarA mi me a gustado!
ResponderEliminarDerrocha sensibilidad!
EliminarHola Mari Carmen, gracias por compartir estas hermosas letras con todos nosotros. Se nota en tu escrito sensibilidad y has conseguido transmitirnos ese sentimiento nostálgico e incluso la imagen vivida del relato.
ResponderEliminarSe nota algo de tristeza, que muy bien explicas en el último verso. Lo bueno, y con eso me quedo del mensaje, es ese punto de esperanza, de fuerza para seguir adelante.
Te pediré un favor Mari Carmen, regálanos otro poema donde nos cuentes otros otoños más dulces, o quizá una primavera, retazos de momentos hermosos de tu vida. De esta manera, nos darás dos regalos: una poesía y una visión optimista de la que aprender.
Un saludo,
Rosa