jueves, 20 de septiembre de 2012
LA ATENCIÓN SELECTIVA
¿Alguna vez has tenido la intención de hacer un viaje y has empezado a tener noticias del destino elegido por todas partes?
¿Has pensado tener un hijo y te ha parecido que el mundo está lleno de embarazadas?
¿Quisiste comprarte un determinado modelo de coche y no dejabas de verlo circulando por la ciudad?
Es posible que en muchas de estas situaciones lo primero que se nos pase por la cabeza sea: qué casualidad! Sin embargo en estos casos no se trata de simples coincidencias, lo que aquí ocurre tiene una explicación llamada Atención selectiva.
La atención es un mecanismo complejo que nos permite escoger, de entre todas las cosas que percibimos, aquellos elementos que consideramos más significativos del ambiente. Además regula otros procesos cognitivos como por ejemplo:el aprendizaje.
Cuando hablamos de atención selectiva, nos referimos a que nuestra atención (ya de por si focalizada) esta seleccionando de entre el ambiente, un objeto, idea, creencia o incluso situación, que previamente habían adquirido relevancia para nosotros.
Es decir, si desde hace un tiempo me gusta un modelo de coche, estoy pensando comprarlo y pienso a menudo en ese vehículo, es muy probable que lo vea en todas partes. Sin embargo la frecuencia con la que me encuentro un vehículo de ese modelo es la misma de tiempo atrás, la diferencia es que mi atención lo selecciona, se mantiene al acecho para que no se me pase por alto ni un solo modelo de ese coche. ¿Porqué? Porque para mí tiene importancia.
¿Qué ocurre entonces si alguien piensa constantemente que todo le sale mal?
La atención selectiva también interviene en nuestras creencias y en este caso lo más probable es que la persona solo preste atención a sus fracasos, invisibilizando sus éxitos de tal forma que cada vez adquieren más importancia y atención las metas no alcanzadas, que los logros. De esta forma, la persona autoconfirma la creencia sobre sus fracasos porque no puede percibir sus éxitos.
En los casos de depresión, la atención selectiva es la gran estrella invitada.
En aquellos días grises que nos levantamos con mal pie, es muy probable que estemos predispuestos a atender mucho más las noticias negativas que las positivas. Aunque también ocurre lo contrario, en un día feliz se nos acumularán las noticias alegres.
Si tienes un mal día, recuerda que no todo es negativo, es que estás teniendo una ceguera provisional hacia las cosas positivas.
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