
Sin embargo hay momentos que la mente se inunda de pensamientos confusos que nos desgastan, de preocupaciones que nos asaltan y que no nos permiten disfrutar de un momento agradable.
Cuando las ideas se tornan cuchillos afilados y no nos dan respuestas, sino que se transforman en una angustia reiterativa; cuando nos bloquean y nos asustan, entonces busca el silencio.
No es fácil tratar de dejar la mente en blanco. Y sobretodo al principio, nos va a costar mucho deshacernos de todo ese tipo de pensamientos. Pero con la práctica, podemos serenar la mente y experimentar esa paz, ese equilibrio.
Busca un lugar tranquilo. Siéntate de forma que te resulte cómoda. Concéntrate en un tu respiración y en cómo los latidos de tu corazón, serán cada vez más pausados y acompasados. Si las ideas vuelven a acecharte, déjalas pasar. No trates de librarte de ellas. Acepta su presencia y vuelve a centrarte en tu respiración tus latidos.
Con el tiempo, te será cada vez más fácil. Las ideas tormentosas perderán su fuerza y tu cuerpo disfrutará del silencio. Un momento de serenidad que te ayudará a disfrutar de los momentos felices y a relativizar los aspectos negativos que haya a tu alrededor.
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