martes, 20 de noviembre de 2012

TU VOZ: MIEDO A VIVIR

Lucía siempre sufrió. Se sintió sola desde muy temprana edad, y creyó se un ser insignificante, sin valor.
Fue pasando la vida como pudo: Sin atreverse a expresar sus sueños por miedo al ridículo, sin atreverse a forjar amistades por miedo al rechazo, sin atreverse a buscar el amor por miedo a sufrir….

Lucia creía que no merecía el éxito en la vida: que no merecía a su marido, creía que estaba con ella porque fueron novios demasiados años y ya no supo o pudo dejarla. Creía que no merecía a sus hijos porque no era una buena madre. Creía que era fea y gorda y que era mejor pasar desapercibida para que no la hicieran daño.
Lucía daba por sentado demasiadas cosas: que la vida era como ella la sentía y vivía, que los demás debían darse cuenta de lo que ella sentía y pensaba como si los seres humanos tuvieran esa percepción esa telepatía que nos hace conocedores de los pensamientos de los demás o de los mensajes a medias o con doble sentido que decimos a veces a los otros….
Y cayó en la hondura del miedo. Y lucía comenzó a percibirlo (curiosamente) por lo menos importante: miedo a los animales, a los insectos, al ruido…hasta caer en la obsesión de otro tipo de miedo: miedo a que la atacaran, a que hicieran daño a su familia, a estar sola, a salir de la calle…..

…..Miedo a vivir.

Pero el ser humano está diseñado para sobrevivir y Lucía no pudo más y pidió ayuda, comenzó por su familia. Les habló del dolor y lloró amargamente y, aunque no creía que la entendieran se sintió querida: pretendían ayudarla. Comenzó a pensar que si los demás tenían otro punto de vista de como era la realidad, si otras personas con vidas parecidas no sufrían de esa manera, debía de ser que ella estaba percibiendo una realidad subjetiva, maquillada desde su forma de ver, sentir y entender el mundo. Veía la vida según su idea de la vida y se veía a si misma según su idea de ella.
Sus miedos e impedimentos no eran más que el resultado de sus decisiones y acciones. Trabajó mucho para mejorar, y consiguió salir, utilizar transporte público y trabajar.

Todo ese dolor quedó atrás, ahora se siente otra persona, se valora y trabaja para mejorar cada día más.
Parece sencillo pero no lo fue porque ese sufrimiento, ese miedo que sentía, era su refugio: Al creer que no dependía de ella, Lucía no tomaba decisiones, no asumía la responsabilidad de su vida. Y cambiar todo le llevó un tiempo, mucha reflexión y enfrentarse al miedo cara a cara.
Lucía lo logró.


Rosa María Ruiz Segarra

1 comentario:

  1. Un maravilloso ejemplo de superación! El miedo a vivir nos limita y nos impide crecer y disfrutar de las oportunidades, de los retos, de las ilusiones, incluso de los errores que nos permiten aprender. En esta historia podemos ver cómo es posible perderle el miedo a vivir! Si te ha gustado esta historia, no olvides que también puedes enviarnos la tuya a psicologiaparavivirbien@gmail.com

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