La rutina iba mermando mis ilusiones. Cada día era un día prácticamente igual anterior.
No eran días tristes, pero tampoco alegres y llenos de vida.
Simplemente vivía con la inercia de vivir, de desayunar lo de siempre, de coger el mismo autobús, de ver a la misma gente, de ir a los mismos sitios, de dedicarle tiempo a las mismas cosas.
No era consciente de que el día a día es importante.
Las cosas que realmente me llenaban debían esperar a que llegará un fin de semana libre, unas vacaciones, un día sin demasiadas obligaciones.
Sin embargo ese día es`pecial en el que me iba a dedicar a hacer aquellas cosas que me gustan nunca llegaba.
Pero me di cuenta de que todo aquello que estaba poniendo en mi vida, era insipido, no dedicaba niongún espacio a algo que realmente me gustara, ni tan sólo a leer un libro. Todo eso podía esperar, debía esperaar a que llegara un día en el que me sintiera con ganas de hacerlo, en el que tuviera tiempo...
Pero de esta forma nunca llegaba ese día.
Pero me he dado cuenta de algo. Las cosas que de las que disfrutamos deben estar dentro de nuestra vida diaria, sin esperar a ese esperado momento especial en el que nos resultará fácil y agradable dedicarnos a aquello que nos llena. Cada día debe tener ese momento para nosotros. La excepción, no debe ser ese día mágico que quedará en nuestra memoria. En mi rutina hay siempre unas dosis de tiempo para aquello que me realiza y la vida se me ha llenado de nuevas ilusiones y retos.
La vida, la que te gusta, no ha de ser nunca una excepción.
Pandora
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