lunes, 25 de febrero de 2013

HABILIDAD SOCIAL

¿Qué son las habilidades sociales? Podríamos definirlas como el conjunto de hábitos (conductas, pensamientos y emociones), que nos permiten mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien, obtener lo que queremos, y conseguir que los demás no nos impidan lograr nuestros objetivos.

La conducta considerada habilidosa se produce en tres niveles distintos aunque interelacionados: a nivel conductual (comportamiento, acción); a nivel cognitivo (pensamiento, creencias); a nivel contextual (lugar y condiciones en las que se desarrolla la ación).
Cuando una decimos que una persona tiene habilidad social, podemos observar que en ella hay una coherencia entre lo que desea conseguir y la manera en que se comprorta para ello.
Es decir, si, por ejemplo, me gustaría ser una persona autosuficiente, trato de hacer las cosas por mi mismo. Cometo errores y trato de solucionarlos. 
Si quiero ser autosuficiente porque consisdero que dependo en exceso de los demás, el no ocuparnos de nosotros mismos irá en contra de lo que deseamos conseguir.

En la persona habilidosa, veremos que además de tener en cuenta sus objetivos e intereses, tiene en cuenta las necesidades de los demás siendo capaz de ponerse en el lugar de quienes le rodean. Esto nos ayuda a entender mejor a la persona, a la situación y en definitiva al mundo en el que estamos inmersos. Cuando uno se pone en el lugar de otros, puede aprender otros puntos de vista y encontrar siempre el mejor camino.

Esta empatía (capacidad de ponerse en el lugar de los demás) no obstante, no impide que se conozcan nuestros derecho y que los llevemos aunque, en ocasiones, esto suponga no aceptar ciertas conductas que otras personas tienen hacia nosotros. Por ejemplo: se puede entender que un gran amigo nos necesite puesto que está atravesando un mal momento sentimental. Gracias a la empatía le ofrecemos muestras de aprecio, distracción, y una parte de nuestro tiempo. Sin embargo si el amigo nos exige cada vez más tiempo hasta el punto de interferir seriamente en nuestros quehaceres, la persona con habilidad social pondrá un límite justo. El mensaje se podría resumir en "entendo que sufres, te apoyaré de esta y esta forma. Compartiré este y este tiempo contigo. Es todo lo que sanamente puedo ofrecer".
Este último punto es lo que llamamos asertividad: hacer valer nuestros derechos sin pisotear los de los demás.
Cada vez que ofrecemos un sí o un no, estamos tomando una decisión, por ello es importante valorar cuáles son las implicaciones que tienen las decisiones, sobretodo aquellas que de las que va a depender nuestro día a día.

 La manera de expresarnos, también es importante. La persona socialmente habilidosa armoniza el mensaje que quiere dar con la forma de darlo. Su mensaje y su manera de expresarlo también será coherente. Si aquello que decimos es importante, adoparemos un tono más serio y un gesto pausado parea resaltar el mensaje y hacer entender que esto es importante. También la expresión no verbal y el tono de voz jugarán un papel primordial: si necesito ser conciliador, adoptaré un tono de voz más suave, si necesito que haya diálogo haré pausas y dejaré espacio a mi interlocutor para que se exprese, etc.

Éstas son algunas de las muchas pinceladas que encontaremos en el arte de la habilidad social y que, trabajando con ellas pueden ayudarnos a mejorar en nuestro camino a la realización personal.


Si te gustan los artículos, no olvides dejar tu comentario, nos ayuda a seguir publicando

2 comentarios:

  1. Me encantan vuestros artículos, siempre aprendes!!! nos dais herramientas para mejorar!

    ResponderEliminar
  2. Nos alegra que te gusten los artículos Rosa, no te pierdas el siguiente!

    ResponderEliminar